martes, 25 de diciembre de 2012

Como enamorarse de 21km en tres dias....

Tal vez haga miles de km al año por mi trabajo, puede que tal vez haga otro puñado de miles por placer, pero la historia de hoy es el relato de un amor que nació hace 15 años en unas revistas y se forjó con los años en mi interior.

Durante mucho tiempo he aplazado algo que para mi era inevitable, una visita que se ha demorado mucho en el tiempo pero que, gracias en su mayor parte a una amistad impresionante que desde aquí quiero alabar, ha merecido la pena posponer hasta septiembre del 2012.

Por muchos motivos el viaje fue un desastre, pero lo importante ocurrió en un país del que vine profundamente impresionado. De camino a Alemania, ya casi alcanzando París, recibo una llamada de Hector preguntándome si me gustaría rodar en bici en nurgburgring.... casi se me para el corazón, miro a mi compañera de viaje que asustada por los 21km me dice que si al ver como se me iluminaba la cara, pero lamentablemente le informo de que no llevamos bicis y que no será posible a lo que me responde un escueto:"yo me encargo de todo, tranquilos"

A mi llegada a Monchengladbach, allí estaba esperándonos para darnos cobijo y hacernos de guía uno de los amigos que esta página y nuestra pequeña escudería me ha dejado conocer. Una persona con la que he tenido múltiples muestras de amistad por ambas partes y que se ha ganado la misma por mi parte de por vida. Dejamos las cosas a toda prisa y nos preparamos tras una charla para ir a cenar a Dusseldorf. Cena tranquila y de vuelta para casa que ¡mañana es el gran día!

Anoche hemos recogido las bicis en casa de unos amigos de Hector (también españoles) a los que aun hoy no sé como agradecerles lo que hicieron por nosotros mientras permanecimos en tierras alemanas. De modo que sólo queda cargar tres bicis y tres becerros en un Honda Accord arriesgándose el pobre a marcar la pintura de su coche por hacerme un favor.... llegamos al circuito, nos inscribimos con los nervios a cien en una carrera profesional de bicis que pasa casualmente por el circuito y en la que hay categoría amateur para, poco después, estar entrando por la recta del circuito nuevo al infierno verde. Los primeros 7km son prácticamente cuesta abajo, pero el resto del circuito es casi todo cuesta arriba así que sufrimos mucho nuestro hábito de andar en bici, lo cual nos llevó a caminar bastante aunque más bien caminamos por el placer de disfrutar y charlar analizando cada detalle del circuito que por no poder más.

El circuito es precioso, hoy abrirá dos horas y decidimos visitar las tiendas y el museo para, al día siguiente volver y rodar con el coche de alquiler con menos agobios. Visita rápida a los pueblecitos del alrededor del circuito y para casa que mañana es un día nuevo y hay que descansar del esfuerzo.

Nos despertamos temprano ya que nos van a llevar a conocer Colonia y qué bien hicimos porque es impresionante, el puente de los candados, la catedral,.... ¡todo! es impresionante y me hace sentirme muy pequeño y valorar cada segundo.

A poco de la hora de comer hay que coger camino al circuito de nuevo para comprar las vueltas, alquilar el coche,comer y asistir al briefing. El ambiente en Adenau y los pueblos que engloban el circuito es embriagador, te envuelve en una nube de sueños que te rodean y no te dejan elegir a dónde mirar. Los coches alemanes deportivos son legión pero también las rarezas del mundo de la automoción y ciertas piezas que solo deberían estar en museos se dejan ver allí. Y es que nurgburgring es el mejor museo para esas piezas, es el escaparate que todos los amantes del motor querríamos para una pieza única, para poder verla y disfrutarla, tal vez juzgarla, pero desde luego enamorarnos de ella al verla en su habitat.

Toca ponerse el casco y rodar. Hector nos hace de guía de nuevo pero cuando me deja solo me encuentro un poco más cómodo y conozco un poco mejor el circuito que no se parece prácticamente en nada a las consolas que todos conocemos. Sudada de las gordas pero la caminata de ayer nos ha valido de mucho y da para hacer un tiempecito decente a pesar de los accidentes de otros.

Volvemos a Monchengladbach y quedamos con los amigos que nos habían prestado las bicis para cenar... no sabíamos lo que hacíamos. Nos llevaron a un castillo precioso, como los de los cuentos de cuando eras pequeño en que rodeaban con lago un pueblo para protegerlo y que nadie lo pudiera dañar ¿sabeis? allí nos acogieron como si nos conocieran de toda la vida y nos hicieron sentir parte de aquella pequeña familia que han montado en el exilio. ¡Joder! ¡no me quiero ir! estoy enamorado de un país precioso, de un circuito para el que no existe descripción posible y de unos amigos que sin ser los míos, se han convertido en amistades verdaderas brindando conmigo y compartiendo sus momentos, vivencias, experiencia y penas por la distancia con sus seres queridos.

Al despedirnos de Hector al día siguiente, saliendo para Coruña, un inmenso vacío se iba creando cuanto mas me alejaba de aquel lugar que cuatro días antes no sabría ni situar en un mapa.

¡GRACIAS! a los amigos que allí he dejado pero que he traído en mi corazón: tenéis mi amistad de por vida; ¡gracias! a un país que me ha fascinado, impresionado y marcado de por vida; y gracias al genio que un día decidió organizar una carrera de coches en un lugar como Adenau.... tengo un nuevo amor de verano para recordar, espero que no me traiga problemas y sobre todo:VOLVERE!!!!!